A un año del terremoto
19-09-2018 - Staff Pixelatl
A un año del terremoto
Bitácora | Noticias
Hoy hace un año la tierra se sacudió en nuestro país, y de manera violenta cegó la vida de varios cientos, y destruyó el patrimonio de muchos más. Ante el dolor, ante la necesidad, emergió lo mejor de nosotros: la solidaridad desinteresada, la capacidad de organizarnos, de aportar lo que cada uno podía, y sobre todo esa sensación de hermandad al mirar al otro sin importar la condición económica y las muchas brechas que cotidianamente nos separan.
Sabíamos que poco a poco todos íbamos a volver a lo cotidiano, a los afanes que nos ocupan, a los esfuerzos por cubrir necesidades y perseguir sueños, y que al cabo terminaríamos olvidando ese espíritu que durante unas pocas semanas nos dio una pertenencia que no conocíamos, y nos mostró que podíamos ser una sociedad distinta.
No obstante, nosotros en Pixelatl creemos que es fundamental ese espíritu de comunidad para desarrollar nuestra industria: tan importante como el talento, las capacidades técnicas y profesionales, y las conexiones con el mercado internacional, es esa capacidad de reconocer en el otro un nosotros.
Uno de los mayores problemas de nuestro país son las grandes brechas sociales que nos separan: la clase social, la condición económica, las diferencias educativas, el distinto acceso a la tecnología, etc. Muchas veces lo hemos dicho: son varios y muy distintos los “Méxicos” que coexisten. Y sin embargo después de la tragedia y durante algunas semanas, esas distancias se rompieron en amplios sectores de la población, y la preocupación que normalmente se centra sólo en nuestros intereses y los de los nuestros, se amplió hacia los desconocidos. Salimos de nuestros particulares universos aislados y por un tiempo fuimos parte de algo más grande, de algo más importante.
Artistas y creadores de nuestra comunidad creativa, de varios estados de la República, nos organizamos para desarrollar en unos cuantos días el librito “El día que la tierra se movió” buscando ayudar a los niños pequeños a procesar la experiencia. El libro se distribuyó de manera gratuita en línea, y nuestro impresor co-patrocinó un tiraje que se distribuyó en algunos refugios.
No fue la única iniciativa: se crearon y recopilaron materiales didácticos con actividades para los niños mientras no hubo clases, y otro grupo de creadores se volcaron a producir cápsulas con entrevistas a algunos niños donde platicaban su vivencia, buscando ayudar a otros niños que vieran dichos videos a procesar mejor la experiencia (puedes ver las cápsulas aquí).
Por otro lado, varias semanas después del terremoto algunos artistas de la comunidad internacional que han venido a nuestro festival decidieron realizar una campaña que se extendió varios meses, para promover donaciones de arte y materiales de series y películas que pudieran subastarse para recaudar fondos que pudieran aplicarse a algún proyecto de reconstrucción. Durante el primer semestre de este año (y mientras aún seguía el proceso de captación, recopilación, y ordenamiento de material donado, tanto en Escocia para los materiales de Europa, como en Los Ángeles para los materiales de Estados Unidos), en Pixelatl nos dimos a la tarea de buscar la manera de darle el mejor destino posible a los recursos que se pudieran obtener con dicha iniciativa internacional, y encontramos y nos sumamos a los esfuerzos de dos organizaciones que en Morelos estaban realizando un censo en las comunidades rurales afectadas, para ubicar familias que habían perdido su hogar y que no habían recibido ningún apoyo de los distintos fondos privados y públicos destinados a la reconstrucción.
Aunque se han realizado ya algunas primeras acciones de recaudación con el material donado (y el trabajo en las comunidades no se ha detenido durante todo este tiempo, pues es aún mucha la necesidad), el grueso de los materiales recaudados se subastará o se pondrá a la venta a inicios del próximo año, para seguir dando soporte a las organizaciones que continúan trabajando en las comunidades rurales más afectadas (más adelante compartiremos más detalles a este respecto, así como lo que se está haciendo en las comunidades).
A un año de distancia, en Morelos (y en Oaxaca, Chiapas y la CDMX) aún hay mucho por hacer, pues son muchas las familias afectadas que por distintas circunstancias no han podido reponerse de la devastación de su hogar y su vida anterior. Sin embargo, como país, y tras la experiencia de solidaridad y hermandad vivida hace un año, es aún más lo que necesitamos transformar para que esas brechas sociales que nos separan cotidianamente terminen un día por borrarse, y seamos capaces de reconocernos como verdaderos compatriotas: hermanados por la tierra donde nacimos y por la aspiración de salir adelante y progresar juntos.