Los factores que inhiben a la industria
18-10-2018 - Jordi Iñesta | @inesta23
Los factores que inhiben a la industria
| Bitácora | Filosofía |
Nota: Este es el tercer artículo de una serie de cinco. Revisa el primer artículo El camino para que nuestra industria despegue, o revisa el segundo artículo Metiéndonos el pie
En los primeros artículos de esta serie explicamos la importancia de analizar nuestra industria y tratar de encontrar los factores que inhiben su desarrollo para combatirlos, e ilustramos algunos de ellos con experiencias directas o con ejemplos que nos han contado algunos estudios.
Pero dado que los factores que inhiben la industria son muchos y diversos, los hemos tipificado y categorizado en tres grandes grupos para ser más esquemáticos y poder analizarlos mejor:
- Factores sistémicos
- Factores culturales
- Factores de mercado
De algunos de los factores de mercado hablamos un poco en el artículo anterior, aunque en un tono más bien anecdótico. En este y los siguientes artículos, intentamos una explicación más sintética y puntual de cada grupo.
Y es importante aclarar que obviamente es más que probable que haya varios factores que se nos escapen del esquema. En todo caso, enumerarlos tal como los hemos concebido y articulado, quizá favorezca una discusión que ayude a entendernos mejor y construir nuevas vías para superar estas condiciones en favor del desarrollo de la industria.
Los Factores Sistémicos
Se trata de factores que están en la estructura social como condición dada. Obviamente trascienden la industria de la animación, cómic y videojuegos, y para superarse se requeriría la acción decidida, enfocada y concertada de los gobiernos (federal y estatales) y al menos la mayor parte de la sociedad, y aun así quizá tardaríamos décadas en cambiarlos. No obstante, al afectar el desarrollo de nuestra industria, es necesario considerarlos en el mapa de ruta como lo que son -la condición de nuestra sociedad.
Por cuestiones de espacio, únicamente las enlistamos con algún comentario que aclare a qué nos referimos.
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Brechas sociales: Las ubicamos desde nuestras primeras hipótesis. De hecho, se trata de una de las razones por las que surgió Pixelatl (al respecto, puedes ver más aquí). Hablamos de las brechas económicas, de clase, educativas, tecnológicas, etc., que inciden en el desarrollo de la industria porque, entre otras cosas, mantienen coexistiendo (y desarrollándose de modo desigual) en el mismo territorio que llamamos “México”, a varias culturas que se alejan más cada vez, y con vidas cotidianas tan distintas que dificultan un sentido común y productos culturales que apelen -y atraigan- a todos. Describimos el impacto de las brechas de mejor modo en el artículo Por qué México necesita más festivales.
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Clasismo: En parte heredada del llamado periodo colonial de nuestra historia (con una gran discriminación por "castas"), y en parte reforzada por las brechas económicas y educativas, el caso es que en nuestras sociedades hay una gran discriminación por clase (y en algunos incluso por raza), ahondando los abismos que nos separan. Esta condición no debemos confundirla ni subsumirla en las brechas sociales descritas arriba, pues hay personas que logran superar su condición económica y educativa, y aún así sufren discriminación laboral y/o social. Esto afecta el desarrollo de la industria porque, por ejemplo, la clase privilegiada se apoya a sí misma (aunque sus proyectos no sean los mejores y casi siempre hablen sólo a su sector -que es minoritario), y es un freno para el desarrollo de muchos talentos que provienen de una condición más difícil (y que en cambio encuentran más oportunidades en el extranjero).
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Monopolios Históricos: También desde las primeras hipótesis caracterizamos esta condición como un factor inhibidor del desarrollo de la industria. Por un lado, durante décadas hubo un monopolio televisivo que privilegió algunos formatos por su costo-beneficio, inhibiendo naturalmente el surgimiento de narrativas alternativas. Por otro, con el surgimiento de Conaculta en los 1990s, el presupuesto público se destinó a lo opuesto: narrativas “no comerciales”, que son muy exitosas entre la audiencia culta de Francia, pero no en el mercado mexicano. Ninguno de los dos monopolios favorece nuevas propiedades pensadas para trascender en el mercado internacional.
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No hay dinero en la industria: Por una parte, no somos un mercado de 120 millones, pues la condición económica de parte importante de la población la lleva a gastar casi en su subsistencia. Además, como nuestro país se desarrolló durante décadas como una economía semicerrada (y con muchos monopolios públicos y privados), no existe una cultura de inversión -ni tampoco de pago. Por todo ello no hay suficiente dinero para el desarrollo de la industria.
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Planes gubernamentales inconsistentes: Con cada nuevo gobierno nacen y mueren iniciativas para desarrollar la industria, que además con frecuencia quedan atrapadas por las dinámicas de corrupción. Así que tenemos, por ejemplo, inversiones de cientos de millones para compra de tecnología o construcción de edificios que no han producido una sola propiedad intelectual exitosa, o incentivos económicos cuya métrica de éxito es la entrega de una película producida sin importar si tuvo circuito comercial, haciendo que para algunos el negocio sea sólo ganar incentivos, y no producir algo que alguien, cualquier otro, quiera ver.
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Falta de Estado de Derecho: Cuando no hay un sistema judicial confiable para dirimir controversias, quienes emprenden viven con el temor de que en cualquier momento alguien poderoso pueda llegar y quedarse con todo, manipulando todo a su favor. Muchos países se lo piensan para invertir en México bajo esta condición de falta de garantías. Del lado de los creadores, algunos prefieren permanecer pequeños o trabajar sólo con extranjeros ante la amenaza de que llegue algún hijo de algún político a querer quedarse con su trabajo.
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Sociedad rota y violencia: Algunos analistas han señalado que en México está roto el pacto social con que nuestra sociedad funcionó durante ochenta años. Es algo más radical que las brechas sociales (mencionadas en el primer punto): se trata de un rompimiento radical del tejido social que se manifiesta, por ejemplo, en la violencia extrema del crimen organizado (que antes era rara pues trataban de pasar desapercibidos, y ahora es cotidiana, como una manifestación de un mal más profundo que el simple crimen). O también en el rechazo a rajatabla de un sector de la población considerado ideológicamente opuesto. Dicen los analistas que se perdió el piso común que permitía entendimiento. El crimen y violencia alejan las inversiones y aumentan el miedo y la desconfianza entre nosotros, lo que dificulta la cooperación necesaria para desarrollar proyectos en una industria basada en la cooperación.
Como comentamos al principio, los factores que denominamos sistémicos son condiciones presentes en nuestra sociedad que dificultan cualquier emprendimiento, y en un momento determinado podría pensarse que una pequeña comunidad de creadores tendría poca incidencia en ellos.
Nosotros creemos, en cambio, que una comunidad cohesionada puede ir transformando todas las realidades que toca. Pensamos que si detona la industria a nivel internacional, por ejemplo, la incidencia en nuestro país no será sólo económica, sino también social y cultural. Todo Pixelatl se basa en esa premisa, como explicamos en nuestra declaración de principios que encuentras en el artículo Qué es Pixelatl.
Pero para influir a esos niveles primero tiene que desarrollarse más la industria mexicana, y vincularse mejor con la industria internacional. Estos artículos que explican los factores inhibidores que hemos detectado, son parte de la reflexión que ayudan a explicar muchas de nuestras iniciativas y acciones en ese sentido. En el siguiente artículo de esta serie continuamos discutiéndolos.