No es momento de rendirse
09-02-2022 - Staff Pixelatl
No es momento de rendirse
Vienen más tormentas y las jornadas pueden ser violentas.
Pero es el mundo el que nos jugamos. Nuestra tierra en la que estamos.
| Filosofía | Manifiesto 2022 |
Estamos cansados. No sólo de estar encerrados y de escuchar malas noticias, sino de tratar de mantener un ánimo constructivo cuando la pandemia y sus muchas secuelas económicas y sociales siguen dibujando un panorama cada vez más complicado, y las polarizaciones políticas dividen y hacen más difícil cualquier intento de solución compartida.
No es un tema de sólo un país: en todo el mundo los odios y resentimientos están a flor de piel, y las condiciones básicas para la convivencia se resquebrajan. Creer que todo aquel que piensa distinto en realidad quiere acabar conmigo, además de ser una gran falsedad, quema todo posible puente.
Tenemos que verlo claro: es la disputa por el poder que se da en las élites (económicas y políticas) lo que alimenta la polarización social. Sí, hay muchas injusticias a lo largo del mundo. Sí, nuestras sociedades están rotas y la desigualdad es extrema. Sí, vivimos vidas radicalmente distintas en acceso a bienes, grados de precariedad y posibilidades no sólo de desarrollo, sino de supervivencia digna. Pero no es el odio el camino para rescatar a los más necesitados ni para construir una sociedad más justa.
Sí, estamos cansados, pero esto tiene que cambiar. Tenemos que entender que la única solución viable y sostenible (y realmente eficaz para enfrentar nuestros males sociales) es la que podamos construir juntos.
Vivimos en la misma tierra
Además, nunca como ahora se ha hecho tan necesario buscar soluciones que nos impliquen a todos.
Los excesos de un modelo económico que sólo piensa en el desarrollo (sea “de izquierda” o “de derecha”), ha destruido ecosistemas y desequilibrado los ciclos climáticos a escala global, con consecuencias que afectan cada vez más a cada vez más comunidades. Como siempre, quienes cuentan con menos recursos (tanto económicos como sociales) resultan los más afectados.
No es tiempo ya de discutir qué tanta culpa es de unos o de todos, ni quién debería hacer más para remediar. Es el egoísmo heredado lo que nos hace señalar, sin ver la viga en nuestro ojo.
Hasta en esto debemos aprender a ser generosos: no es nuestro ego lo que está en juego, sino las posibilidades de un futuro con un mundo menos precario.
No, no es tiempo de rendirse.